Insaciables por Naturaleza.
Siempre tendremos discrepancias con el vecino.
Que si ideologías políticas, gustos musicales, valores éticos, tortilla con o sin cebolla...
Blah, blah, blah.
Pero hay una fuerza superior con la que todos nos igualamos.
Algo irresistible, que no podemos controlar.
Querer más, siempre más.
No sólo te hablo de lo económico o material.
Supongo que es lo primero que habrás pensado.
Quizás acabas de descubrir que sí eres un poquitín materialista.
Pero no, no me refería a eso.
Me refiero a la capacidad insaciable del ser humano por seguir avanzando y construyendo.
Más felicidad, más tiempo, más tranquilidad, más salud, más conocimiento, más poder, más libertad, más espiritualidad, más dinero y,,, ¿por qué no? Más sexo también.
Seguro que te sientes identificado en alguno de los aspectos que acabo de enumerar.
Si no... sinceramente, no sé qué haces vivo.
Este empeño tan natural e incontrolable que dispone el ser humano puede derivar en un vacío constante que desemboque finalmente en una obsesión perpetua.
Para que entiendas mejor esta parrafada infernal que te acabo de soltar, voy a extrapolarla a una situación cotidiana.
Nos podemos tirar días, semanas, meses, incluso años deseando la asistencia a un evento, la culminación de un proyecto de negocio o comprar un mero producto que fantaseamos con todas nuestras fuerzas.
Disfrutamos idealizando.
"¿Cuando abriré el proyecto de mis sueños?"
"¿Qué se sentirá al conseguir la ansiada tranquilidad tras aprobar unas oposiciones?"
O simplemente ponerte las zapatillas que tantas horas has visto en vídeos de Youtube.
Fantasear nos gusta...
Mostramos nervios e impaciencia mientras llega el día que sea una realidad.
Incluso los contratiempos o retrasos que puedan existir te hacen sentir vivo por esa ilusión constante durante el camino.
Pero cuando llegamos a la consecución...
Cuando llega ese evento, cuando consigues abrir tu negocio soñado, consumar una meta o simplemente cuando el repartidor de Amazon te entrega el paquete en la puerta de tu casa.
Ahí florece nuestra naturaleza.
Una naturaleza insaciable que te impide disfrutar de lo deseado por mucho tiempo.
¡Ojo! Esto no es malo.
Todo lo contrario.
Es un mecanismo que nos ayuda a prosperar y a evolucionar constantemente.
Lo que sí es malo es permanecer en ese vacío motivacional tras la consecución.
En ese momento surge una espiral obsesiva que puede alterar tu visión y bloquear tu objetivo futuro de crecimiento.
En mi LIBRO relato cómo pude combatir esta sensación obsesiva constante en mis diferentes emprendimientos, y entender que lo más placentero es el proceso.
No te culpes si en algún momento de tu vida experimentas esta situación.
Sólo tienes que gestionar y dirigir esa obsesión en una ambición sana y controlada para tu desarrollo personal y profesional.
Recuerda, todo emerge de nuestra naturaleza.
SOMOS INSACIABLES POR NATURALEZA.
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